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¿Te han acusado de falsificar documentos en un juicio? Enfrentarse a una acusación de estafa procesal puede ser abrumador. El uso de pruebas falsas o documentos manipulados en un procedimiento judicial puede conllevar graves consecuencias, incluyendo elevadas penas de prisión.

Ante una denuncia de este tipo, es aconsejable contar con un abogado experto en estafas procesales. Se trata de uno de los delitos más complejos en el ámbito del Derecho Penal y requiere una estrategia de defensa sólida para desmontar la acusación.

En este artículo, descubrirás qué es realmente la estafa procesal, cuáles son sus consecuencias legales y qué estrategias pueden ayudarte a evitar una condena. Porque en una batalla judicial, la mejor defensa es el conocimiento.

¿Qué es la estafa procesal?

La estafa procesal está regulada en el artículo 250.1.7º del Código Penal. Es una forma agravada del delito de estafa que se diferencia de la estafa común en que el engaño no se dirige a una persona, sino al juez o tribunal, alterando el desarrollo del proceso judicial.

Elementos clave del delito de estafa procesal

Para que exista estafa procesal, deben darse los siguientes elementos:

  • Engaño suficiente para inducir a error al tribunal: Debe ser un engaño suficientemente sólido como para inducir en error al juez.
  • Que dicho engaño provoque un error en el juez o tribunal y dicte una resolución basada en ese error: El Juez o Tribunal deberá dictar una resolución basada en las pruebas manipuladas.
  • Que cause un perjuicio en la otra parte: Este punto lo explicaremos más adelante.
  • Ánimo de lucro: Debe existir la intención de obtener un beneficio ilícito mediante la resolución obtenida.

Por ejemplo: un individuo presenta un documento falso en un juicio de reclamación de deudas con el fin de obtener una sentencia favorable. Si el juez dicta una resolución basándose en este documento fraudulento, se configura el delito.

 

El perjuicio en la estafa procesal

El perjuicio en la estafa procesal puede ser económico, pero no siempre lo es. Este delito se comete cuando, en el marco de un procedimiento judicial, alguien manipula pruebas o utiliza engaños para inducir a error al juez y conseguir una resolución que perjudique a otra persona.

En muchos casos, el daño tiene una repercusión económica directa. Por ejemplo, si alguien presenta documentos falsos en un juicio para reclamar una indemnización indebida, obtener un desahucio fraudulento o lograr la ejecución de un embargo injustificado. En estas situaciones, la estafa procesal afecta el patrimonio de la víctima.

Sin embargo, el perjuicio no siempre se mide en dinero. También puede consistir en la privación de derechos fundamentales, como la libertad, en caso de que las pruebas manipuladas conduzcan a una condena penal errónea. Otras veces, el daño afecta cuestiones familiares, como la pérdida de la custodia de un hijo a raíz de documentos falsos o testimonios manipulados.

Lo que realmente define la estafa procesal no es el tipo de perjuicio, sino el engaño suficiente para inducir al juez a un error y obtener una resolución que, de otro modo, no se habría dictado. Según nuestra jurisprudencia, el perjuicio en la estafa procesal recae sobre la parte que, debido al engaño, pierde la oportunidad de obtener una resolución justa y favorable a sus intereses.

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Uso de facturas falsas para cometer estafa procesal

¿Qué protege la estafa procesal?

El bien jurídico protegido en la estafa procesal es doble:

  • La Administración de Justicia: Se protege la integridad del proceso judicial, evitando que el tribunal sea inducido a error mediante el uso de pruebas falsas, testimonios engañosos o maniobras fraudulentas. El objetivo es garantizar que los jueces dicten resoluciones basadas en hechos verídicos y en pruebas legítimas, asegurando así el correcto funcionamiento del sistema judicial.
  • El Patrimonio de la parte afectada: La estafa procesal sigue siendo un delito contra el patrimonio, por lo que también protege los intereses económicos de la parte perjudicada. Es decir, la maniobra fraudulenta dentro del proceso judicial debe generar un perjuicio patrimonial para que el delito se configure.

El engaño en la estafa procesal debe ser idóneo para inducir a error al juez, y este error debe llevar a una resolución que de otro modo no se habría dictado, afectando el patrimonio de la otra parte o de un tercero

La estafa procesal no solo protege el patrimonio de las partes procesales, sino también el interés público en que los tribunales dicten resoluciones basadas en pruebas veraces. Es por ello que este delito tiene un carácter mixto, afectando tanto el orden socioeconómico como la función jurisdiccional del Estado.

Ejemplos de conductas que pueden constituir estafa procesal

Algunas de las formas más comunes en las que se ha configurado este delito en la práctica judicial incluyen:

  • Presentar documentos falsos o manipulados como prueba en un juicio.
  • Simular contratos o deudas inexistentes para obtener un fallo favorable.
  • Aportar testimonios falsos con el fin de confundir al tribunal.
  • Ocultar información relevante para inducir al juez a dictar una sentencia errónea.

Penas por estafa procesal

La pena por estafa procesal oscila entre 1 y 6 años de prisión y multa de 6 a 12 meses. Sin embargo, si el valor de la defraudación supera los 250.000 euros, la condena puede agravarse hasta 4 a 8 años de cárcel y multa de 12 a 24 meses.

Diferencias entre estafa procesal y falsedad documental

¿Cuándo una falsificación se convierte en estafa procesal?

El delito de falsedad documental (art. 395 del Código Penal) sanciona la manipulación de documentos con la intención de perjudicar a otro. Sin embargo, no toda falsificación implica una estafa procesal. Para que exista esta última, la falsedad debe ser utilizada dentro de un procedimiento judicial con el fin de inducir a error al juez y obtener una resolución que, sin el engaño, no se habría dictado.

Mientras que la falsedad documental castiga la creación o alteración de un documento con ánimo de perjudicar, la estafa procesal exige que dicha falsedad provoque un error en el tribunal que derive en una resolución judicial perjudicial para la otra parte.

En la práctica, muchos casos incluyen ambos delitos en concurso, pero no siempre se cumplen los requisitos para la estafa procesal. La diferencia entre ambas figuras es esencial para definir la estrategia de defensa en caso de acusación.

 

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abogado experto en estafas repasando documentos

¿Cómo puede ayudarte un abogado penalista si te acusan de estafa procesal?

Si te han denunciado por estafa procesal o por la falsificación de documentos en un procedimiento judicial, contar con un abogado penalista especializado en delitos económicos puede marcar la diferencia entre una absolución y una condena. La clave de la defensa en estos casos radica en desmontar la acusación demostrando la falta de ánimo defraudatorio, la inexistencia de un perjuicio real o la ausencia de un engaño bastante para inducir a error al tribunal.

Un abogado experto en delitos de estafa analizará en detalle tu caso y diseñará una estrategia de defensa adaptada a tu situación. Algunas de las líneas de defensa más eficaces incluyen:

Demostrar la ausencia de engaño bastante

Para que exista estafa procesal, la ley exige que haya un engaño lo suficientemente grave como para inducir a error al juez. Sin embargo, no cualquier falsedad o exageración en un procedimiento judicial configura este delito. Tu defensa puede centrarse en demostrar que:

  • La prueba presentada en juicio no tenía la capacidad real de alterar el criterio del tribunal.
  • No existió intención de inducir a error, sino una interpretación errónea de los hechos o documentos.
  • La resolución final del tribunal no se basó exclusivamente en la supuesta prueba manipulada.

Acreditar la inexistencia de perjuicio

La estafa procesal requiere que el engaño haya producido un perjuicio patrimonial a la parte afectada. En muchos casos, la defensa puede demostrar que:

  • La resolución obtenida no causó un daño económico real.
  • La parte denunciante no ha sufrido ninguna pérdida patrimonial derivada del procedimiento.
  • La controversia tiene una naturaleza más propia del ámbito civil o mercantil que del penal.

Rebatir el ánimo defraudatorio

El dolo es un elemento esencial en cualquier tipo de estafa. Un abogado penalista experto en delitos económicos puede enfocarse en probar que:

  • No existía una intención real de engañar al tribunal o a la otra parte.
  • El acusado actuó de buena fe, creyendo en la veracidad de la prueba presentada.
  • El error, si lo hubo, fue un malentendido o una falta de rigor en la documentación, pero no un fraude penal.

Argumentar la falta de encaje penal del caso

No todos los conflictos jurídicos deben resolverse en el ámbito penal. En ocasiones, la mejor defensa es demostrar que la acusación no tiene relevancia penal y que el litigio debe ventilarse en la vía civil o mercantil. Esto puede lograrse argumentando que:

  • No existe un engaño suficiente para justificar una acusación penal.
  • La parte denunciante pretende criminalizar una disputa procesal que debería resolverse en otra jurisdicción.
  • No hay pruebas concluyentes que sustenten la existencia de un delito.

¿Por qué contar con un abogado penalista experto en delitos económicos?

Los procedimientos penales por estafa procesal son complejos y requieren un profundo conocimiento del Código Penal, la jurisprudencia del Tribunal Supremo y las estrategias de defensa más efectivas. Un abogado especialista en delitos económicos puede ayudarte a:

  • Asesorarte desde el primer momento para evitar errores en tu declaración y estrategia procesal.
  • Recopilar y presentar pruebas que desmonten la acusación.
  • Presentar recursos y alegaciones que permitan lograr una absolución o una reducción de la pena.
  • Negociar acuerdos extrajudiciales que eviten la condena y el impacto reputacional.

Enfrentarse a una denuncia penal por estafa procesal puede ser un proceso estresante y con consecuencias graves. Sin embargo, una defensa bien estructurada puede desacreditar la acusación y evitar que se materialice una condena. Si estás en esta situación, es fundamental contar con el respaldo de un abogado defensor experto en delitos económicos que proteja tus derechos y garantice el mejor resultado posible en tu caso.

Soy Víctor Ávila, abogado penalista, y quiero ayudarte.

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